lunes, 6 de julio de 2020

La muñeca hinchable de mi marido

Es tan real que mete miedo
cuando la veo en la habitación.
Su pelo oscuro, sus ojos chinos,
la camisa que me sobró
tras un día de rebajas
que me pagó mi amor.

Mi santo la mira y toca
y hasta cree que soy
yo la muñeca que está
por la noche entre los dos.

Es tan real que la siento
en un trio como a ella,
aquella que se sumó
a un trío en una fiesta.

La volvería a comprar
como regalo de Reyes
si perdemos a Lolita
en un hotel cuando estamos
con las maletas huyendo.



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